Sobre listas 📋
O sería sobre rutina?
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Otro día leí este texto de Renan Amaral y me identifiqué. Su historia me inspiró, igual que él se inspiró en Rory, de Gilmore Girls, para compartir su relación con las listas.
¿A ti también te gustan las listas?
A mí me encantan. Hago todo tipo de lista: cosas que tengo que comprar, hacer, pensar, recordar…
Actualmente mi lugar favorito para guardar mis listas es mi celular, pero también tengo algunas listas en la agenda: nada como lapizera y papel para motivarme a listar cosas por ahí!
En mis notas tengo listas prácticas, como la del supermercado y la de la farmacia, que actualizo cada vez que noto que falta algo en casa. Otra lista que tengo está llena de ideas de muebles o artículos de decoración que me gustaría comprar para nuestra casa en algún momento.
Tengo una lista de mis médicos favoritos del seguro, para acordarme de buscarlos cuando tengo que pedir cita. También tengo una lista de libros, tanto de los que he leído como de los que aún quiero leer. Esta segunda debe de ser una de las más largas y difíciles de completar.
Las listas están muy presentes en mi trabajo y en mis proyectos de escritura. Me gusta utilizar Trello para hacer listas de tareas y guardar links importantes, ideas, planes, lo que se te ocurra. También me gusta hacer una lista de objetivos para el año y luego dividirlos en trozitos aún más pequeños para crear listas de objetivos para cada mes.
Enumero ideas de temas sobre los que quiero escribir, textos que tengo que publicar, contactos que debo hacer, en definitiva, todas las acciones que tengo que llevar a cabo para sentir que avanzo en mis objetivos de escritura. Si puedo dividir estas listas por días de la semana y organizar toda mi rutina milimetricamente, aún mejor!
Hago listas de cosas o tareas como una forma de compartimentar. Algo que me daba vueltas en la cabeza puede acabar en una lista y me siento más tranquila, incluso aliviada. En el momento en que saco mis pensamientos de la cabeza y los plasmo en un papel, gano control. Sé que no me olvidaré, sé que están en un lugar seguro. Puedo dejar el pensamiento de lado y concentrarme en lo que estoy haciendo en ese momento, y luego volver a ello más tarde.
Hacer una lista de mis actividades o necesidades también significa materializarlas, sacarlas del mundo de las ideas y llevarlas a la vida real. Una lista es un plan, un recordatorio de algo que tengo que hacer, y realmente veo mis listas como objetivos que hay que alcanzar en un plazo razonable. Nada de hacer listas por hacer. Al fin y al cabo, qué gusto da tachar uno de los puntos de la lista y sentir aquella sensación de que cumplí…
Por supuesto, de vez en cuando las cosas no salen exactamente como me gustaría. A veces mis listas se amplían tanto que me pierdo un poco o me desmotivo al ver todas las cosas que tengo que hacer. En lugar de inspirar, demasiadas listas pueden tener el efecto contrario.
Otras veces, por muy organizadas y perfectas que sean mis listas, me invade un grave caso de procrastinación y acabo ignorándolas. El cansancio extremo (o la pereza extrema, no lo sé) me deja sin energía, sin ganas. Simplemente quiero existir sin tanta estructura, sin tener que levantarme y estar ya pensando en todo lo que debería hacer ese día. Después de tanto tiempo viviendo en una rutina establecida, a veces me entra ese deseo rebelde de libertad total y completa.
En esos momentos me siento un poco mal, porque tengo la sensación de estar traicionando mis listas, o mejor dicho, traicionándome a mí misma. Me siento falsa, incapaz, me critico sin piedad, me digo en el espejo que nunca llegaré, que nunca alcanzaré los sueños que he idealizado. Y cuanto más me castigo, menos hago y más abandono las listas.
Pero una vez que pasa el momento de depresión, me doy cuenta de que igual que necesito listas, también necesito olvidarme de ellas de vez en cuando. Hacer listas tiene una función muy positiva y agradezco tener una herramienta sencilla y eficaz que me ayuda a lidiar con la ansiedad. Pero de vez en cuando necesito tomarme unas vacaciones de esta estructura y dejar que la vida me lleve. Escapar de las listas es necesario para descansar, salir de la rutina y recordarme a mí misma que, por mucho que queramos controlarlo todo, siempre pueden surgir cosas no planeadas. Necesito aprender a lidiar con esos imprevistos que mis queridas listas no pueden evitar.
Todo es cuestión de equilibrio: momento de listar, momento de hacer, momento de tirarlo todo y, no sé, maratonear una serie sin pensar en nada más. Claro que, para esos momentos, también tengo una lista de series para ver en Netflix…
Otras lecturas:
♾️ Ciclo sin fin
Me siento más tranquila cuando tengo un plan. Principio, medio y fin. Procesos, objetivos. Eso me gusta, sentirme en el buen camino. Pero también puedo ser extremista y cuando me pongo a trabajar duro sólo veo el proceso y me olvido del objetivo. La razón por la que toda esa organización y planificación merece la pena.
Mayo fue sobre:
🎂 Mi cumple, que fue una celebración más tranqui que en años anteriores. Pero fue todo lo que precisaba para empezar los 33 con la cabeza fresca!
🌱 Empezar a compostar aquí en casa de la mano de una organización llamada Compost Ciudadano: ellos brindan toda la información y el equipamiento necesarios para empezar el proceso. Está siendo súper interesante.
🤮 Mirar (finalmente) La Sustancia y quedarme maravillada y asqueada (en misma medida). Que peliculón!
💀 Conocer otro podcast de true crime, este enfocado en historias sobre sectas. En inglés, bien divertido e informativo — para quien es rara como yo y le gusta este tipo de historia :D
Este texto es una traducción de mi newsletter “Histórias que abraçam”.